lunes, 25 de julio de 2011

Judo Aventuras 9 Parte 1 (Olimpiada Nacional)

Hola a todos, bienvenidos a una edición más de checoworld. Como algunos ya saben, este es el final de una de las sagas favoritas de este blog: “Judo Aventuras”. Así es chicos, es verdad, la última de mis vivencias en este deporte la plasmaré aquí pero no se preocupen porque está divida en dos partes. ¿Si Harry Potter pudo por qué yo no? Además lo mío si es real.

Debo confesar qué creí haber borrado este archivo, tanto que estuve a punto de derramar unas lágrimas y cancelar este proyecto. Afortunadamente no fue así, este trabajo llevó casi un mes de realizarse aunque por muy corto qué es, fue escrito con todo el entusiasmo y cuidado del mundo. Me llené de mucha inspiración para poder crear esto que están a punto de leer. Me siento orgullo de terminar esta péquela publicación. Cómo ya les avisé, consta de dos partes. La primera es una pequeña introducción al contexto o lugar en dónde tuvo desarrollo la historia. Es algo así para ambientar, ahora que tampoco esperen algo que les haga echar a volar su imaginación. Hice mi mayor esfuerzo. El climax y la parte emotiva se encuentran en la segunda publicación, de todos modos espero que les agrade mucho todo este trabajo. Si bien son cosas totalmente distintas, al final se unen y logran crear algo maravilloso: El final de mis aventuras como judoka.

Mi primera competencia de judo fue en Octubre del 2008. En realidad asistí como espectador porque aún no estaba listo para competir a causa del poco tiempo que llevaba entrenando. Recuerdo mis deseos de salir de ese lugar, no soportaba ver las peleas, era muy aburrido y sinceramente cuándo empecé a practicar judo no me gustaba. Nunca me pensé que tres años después llegaría a una de las máximas competencias a nivel nacional. Tampoco me imaginé que mi amor por el judo me haría estar sentado 3 días en un estadio viendo como pelean los mejores competidores de este país. Con esta pequeña introducción daré paso a una de las entradas más esperadas por el público.

La historia comienza en Abril del 2010, me atrevería a decir que fue el 30 pero no estoy seguro. La cita fue a las 11 de la noche en Ciudad Universitaria para estar en Guadalajara Jalisco por la mañana. Llegué con mi hermana y mi mamá dos horas antes de lo planeado, la razón no la sé. Estuvimos esperando y poco a poco se iban sumando los judokas universitarios. Mi hermano llegó poco antes de las 11 con unos amigos de los scouts. Después de retrasarnos una hora subimos al camión. Cuando me tocó subir, mis amigos de los scouts comenzaron a gritar para animarme, traía demasiada porra. Luego tomé asiento y seguían con su relajo. Al notar el apoyo de familiares y amigos recibí una llamada de atención interna para esforzarme aún más para no decepcionarlos, tenía que presionarme más para no quedar mal ante ellos. Después de una emotiva despedida al estilo La Academia, por fin abandonamos el estadio para dirigirnos hacia Guadalajara Jalisco.

Al principio del viaje estábamos Lalote, Diego y Octavio platicando. Empezamos a comentar unos videos del Consultorio del Doctor Goku y de broma en broma Lalote y yo comenzamos a difundir la idea de usar el “ki judoka”. Así que para la gente que no sabía de dónde saqué lo del ki, recomiendo los videos del Doctor Goku.

El ambiente del autobús era de mucha calma, algunos iban dormidos, como Andrea Barbieeh. Ella se durmió todo el camino, las 10 horas de viaje no se movió para nada. Además de que tomó los dos asientos para ella sola. Bien Andrea, te felicito, quisiera tener esa habilidad para dormir durante los viajes. Mientras nuestra “Bella Durmiente” hacía lo suyo, yo me quedé con Diego escuchando música, Metallica para ser exactos. Sigue Sigue Sputnik no sonó durante el trayecto porque a mi amigo no le gustaba, así que tomé la alternativa de escuchar a Billy Idol y funcionó.

Alrededor de las 2 de la mañana casi todos estaban dormidos, yo solamente miraba la ventana y me ponía a pensar en algunos aspectos sobre mi futuro, algunos asuntos que tenía que atender cuándo regresara de la ciudad. Pero esos temas los dejaré para otra entrada. A las 3 de la mañana nos paramos para pasar al baño. De repente escucho que Diego, Ariel y David mencionaron la palabra “novatada”. En ese momento me di la vuelta y me dijeron que no me iban a hacer nada. Me entró el pánico porque casi siempre es lo que se le hace a una persona cuándo es su primera vez en un evento como esos. Subimos al camión y traté de olvidar el ligero incidente. El sueño empezó a invadirme pero había un problema, no traía cobija y pasé frío toda esa noche. Eso me pasar por no hacerle caso a mi madre, bien me lo advirtió pero como todo buen chico rebelde pasé de largo sus sabios consejos.

Desperté a las 9 de la mañana y ya estábamos en Guadalajara. Nos perdimos para llegar al hotel, como suele pasar en este tipo de casos. Me tocó compartir el cuarto con Lalote, Tona y Oswaldo. Casualmente yo era el de peso más ligero y ellos tres los más pesados. La habitación tenía dos camas. Tuve que dormir con Lalote porque está alto y delgado, así tenía más posibilidades de moverme mientras dormía. Los que sufrieron fueron mis otros dos compañeros porque eran los más pesados del equipo. Cada vez que volteaba a verlos los dos parecían estatuas porque no se podían mover como yo.

Regresando a nuestra llegada a Guadalajara, visitamos el estadio dónde se llevaría a cabo el evento de judo. La olimpiada había comenzado hace dos días, por lo tanto encontramos lleno el lugar debido a que los chicos de 14 años tuvieron su evento. Casualmente nuestra compañera y amiga Fernanda estaba compitiendo justo cuando entramos. Ganó la pelea, después supimos qué obtuvo el tercer lugar. Estuvimos ahí menos de 30 minutos, era un lugar grande y muy cuidado. Podría decir que era nuevo. También encontrabas a los comerciantes qué vendían playeras, tazas, relojes y pulseras.


Después fuimos a una de mis áreas favoritas, el comedor. Durante 4 días fui feliz porque a diferencia de la mayoría de mis compañeros yo sí podía comer lo que quería debido a que yo no tenía problemas para dar el peso al que fui registrado. Me explico: Todos los judokas tenemos que competir en la misma división y categoría (peso y edad) en la que estuvimos en el torneo selectivo. En mi caso yo estuve en -55 kilogramos. En esos días pesaba 51 ó 52 así que a mí no me hicieron dieta especial ni mucho menos tuve que correr. Para los curiosos, en caso de no dar el peso necesario simplemente eras descalificado y en la UNAM si hubo un amigo que pasó por esa situación.

En general ese día fue para conocer e irnos adaptarnos a nuestro hogar de 4 días. En la noche hicimos una terapia grupal para motivarnos. El ejercicio estuvo a cargo por una psicóloga y entrenadora que venía con nosotros, por lo tanto la efectividad era 100% segura. La dinámica consistía en decir lo que a cada quién le gustaría escuchar mientras estuviera compitiendo. Para mi mala suerte me tocó ser el primero. Yo dije que no quería escuchar nada porque en primera cuándo uno compite está concentrado en su pelea pero cómo que me lo tomó a mal la entrenadora Magali y mejor pasó con el siguiente. Con eso quedé como el amargado del grupo o al menos sí de la terapia grupal. Creo que no estaba muy alejado de la realidad, cuando uno está en el tatami no escucha absolutamente nada. A lo mucho puedes escuchar tu nombre acompañado de otros gritos que apenas y les entiendes. La mayoría se concentra en lo que sucede adentro del área, no lo que ocurre afuera. Después todos dijeron lo que querían escuchar (pero que nunca escucharon) y nos fuimos a nuestros respectivos cuartos porque el segundo día era una jornada larga, pesada y cansada. Durante la noche seguía mi preocupación por la novatada porque Diego y Ariel hacían sus comentarios de mal gusto así que tomé mis precauciones. Empezando por poner seguro a la puerta hasta diseñar rutas de escape o escondites.

Nos citaron a las 6 de la mañana en el lobby del hotel. Como buenos muchachos mexicanos nos paramos media hora antes para “arreglarnos” y estar lo más rápido haya abajo. Milagrosamente logramos esa tarea pero nuestro cuarto estaba algo desordenado. Mis amigos a los que les tocaba competir ese día se fueron al pesaje. Solamente uno no logró dar el peso que necesitaba y por lo tanto fue descalificado. Estoy seguro que la UNAM hubiera logrado otra medalla si eso no hubiera pasado. Acabando el pesaje fuimos a desayunar y luego al estadio.

Algunos ayudaron al calentamiento. Ese día fue muy importante porque la mitad del equipo competía, por lo tanto era necesario echar porras y toda esa clase de cosas que uno acostumbra hacer para animar a las personas. Estuvimos algo así como unas 8 horas sentados viendo peleas. Era impresionante ver el nivel, se notaba que estaba en una olimpiada. Mis compañeros de banca fueron Ale y Lalo, en algunas ocasiones estuvimos con Diego para controlar sus nervios.

La primera pelea de Diego culminó en su victoria al igual que la segunda. La tercera nos mantuvo en suspenso pero un error en el arbitraje hizo que no le dieran el gane. Tampoco aseguro que la victoria hubiera sido de Diego pero al menos habría sido más interesante y hubiera sido más justo. A mi amigo se le bajó el ánimo después de eso pero tuvo una segunda oportunidad al luchar y obtener el tercer lugar. En cambio Andrea Poo obtuvo su pase a la final al igual que David Abad. Los demás chicos como Octavio o Karina no llegaron lejos pero al menos hicieron un gran esfuerzo. Lo cual me animó a dar todo cuándo fuera mi turno.

Las finales no eran simultáneas, todas se realizaban en una sola área. Por lo tanto tenías que esperar a que todas las categorías y divisiones de ese día terminaran para dar paso a las finales. Esa era la parte más divertida de todo porque cada estado se ponía a gritar como nunca. Los demás solo miraban, algunos se juntaban con otras porras. Incluso me sentí como en un estadio de futbol. Al ser el turno de Andrea todos estábamos echándole porras. En mi opinión creo que no le costó mucho trabajo obtener la victoria. La foto de Andrea salió en la gaceta, se ve como alza a su oponente. La pelea de David fue de suspenso porque cuándo creímos que se iba a caer, el hacía algún movimiento extraño para no ser vencido. En pocas palabras el también obtuvo el primer lugar. Sobre ese día creo que fueron las únicas medallas, si se me fue una discúlpenme pero fue hace más de un año y no creo acordarme de todo. En total van 4 medallas si bien lo recuerdo.
Al final de las peleas regresamos al hotel. Ya no logramos ir al comedor porque se había pasado la hora de la comida pero lo que se hacía es que nos daban un lunch. Al llegar al hotel quedaba poco tiempo para estar listos y tomar el último camión que nos llevaría al comedor e ir a la cena. Por alguna razón solo bajamos Lalo, Octavio y yo. Andrea Barbieeh también bajó pero se regresó, además no todos podían ir porque la otra mitad estaba a dieta para lograr dar el peso. Regresando a la parte central, Lalo Octavio y yo tomamos ese último camión con la promesa de que nuestros entrenadores nos alcanzarían allá. Durante el trayecto Octavio (15 años) recibió una llamada de su mamá, que también se encontraba en Guadalaja, preguntando su ubicación. Me sorprendió mucho saber cómo es que Octavio le daba la dirección exacta del lugar dónde estábamos a su mamá. También le dio la calle del comedor, la verdad yo no me hubiera fijado en dónde estaba. Además es un lugar al que muy probablemente no volveré a ver en mi vida pero viéndolo por el lado positivo estuvo bien por cualquier emergencia. Seguramente Octavio lo tuvo que aprender porque su mamá se lo enseñó a la mala, algo ha de haber hecho.

La cena de esa noche fueron hamburguesas. Como yo no me encontraba en ninguna dieta e incluso me faltaba peso me comí dos. Octavio tenía la costumbre de sacar comida y Lalo tuvo que comer una por si la grasa lo traicionaba. Nuestros entrenadores nos alcanzaron. Regresamos al hotel para tener nuestra última terapia motivacional. Esta vez trabajamos sobre el orgullo puma y dar el máximo esfuerzo, sacar el ki judoka. No podía creer que al día siguiente era mi turno de pisar el tatami. Al finalizar la terapia pasamos a la parte baja del hotel para pesarnos, yo di 53 kilos, me faltaban llenar 2 kilos pero estuvo bien. Los muchachos y yo fuimos a nuestros respectivos cuartos para prepararnos a la batalla final y vaya que para mí si fue así.

Hasta aquí llega la primera parte chicos, espero que haya sido de su agrado y prepárense para la segunda parte, viene lo mejor. Tienen un final espectacular, en fin, espero sus comentarios ya sea por aquí o por facebook. Nos vemos en la próxima.

2 comentarios:

erik (t-tra) dijo...

Checo me encanto!!!!!!!!! neta te la rifaste!!!!!! me dejaste clavado mas que clavado!!!!!!

Anónimo dijo...

Me agradó la historia Sergio, estaré esperando con ansia la segunda parte, lamento no haber leído antes el blog, pero no había tenído tiempo, pero en fin, ya está hecho...